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El camino de formación en el Propedéutico

La primera etapa de la formación sacerdotal es la llamada Propedéutica, que etimológicamente viene del griego πρó (pró), que significa ‘antes’ y παιδευτικóς (paideutikós), ‘referido a la enseñanza’. La palabra hace referencia a la enseñanza previa necesaria para posteriormente adquirir ciencias más avanzadas. Esta etapa tiene carácter introductorio, con el objetivo de discernir si es conveniente continuar con la formación sacerdotal o emprender un camino de vida diferente (RFIS 49).

En el Seminario, cada etapa tiene un proyecto de “formación integral”, llamado también itinerario formativo. El Itinerario de la Etapa Propedéutica tiene cinco secciones: la Sagrada Escritura, el Credo, la Moral, el Autoconocimiento y el Discernimiento.

Desde el inicio del itinerario formativo los seminaristas fuimos familiarizándonos a con la Sagrada Escritura, de diferentes formas; conociendo su ordenación y estructura, identificando a Cristo en el Nuevo Testamentos y en las profecías del Antiguo Testamento, a su vez descubrimos los diferentes tipos de textos que se encuentran en ella y la extraordinaria gracia que contiene. Llegamos a aprender métodos de oración con la biblia, en la cual destaca la “lectio divina”, que nos acercó cada vez más a Aquel que nos llamó a esta vocación. Este primer acercamiento a la Sagrada Escritura fue esencial para nuestra vida de oración, pues cada seminarista proviene de diferentes realidades. Esta etapa culminó con la entrega de la Sagrada Escritura en una Celebración Eucarística, con aquella frase que resuena aún en nuestro corazón: “Recibe la Sagrada Escritura y que ella sea luz para tu vida”.

Luego de la familiarización con la Sagrada Escritura y culminación de la primera sección, nos adentramos en el Credo de la Iglesia, es decir, la fe que profesamos. Cada encuentro se refería a una persona de la Santísima Trinidad. En los primeros encuentros se contempló a “Dios Padre Todopoderoso”, mediante el cual percibimos cada vez más el verdadero significado del ser Hijos de Dios. Esta vinculación amorosa con el Padre es el núcleo de nuestra vocación. También, a través de la contemplación de las cosas creadas y encontrando a Dios en cada una de ellas, se pudo acrecentar una relación mas armoniosa con la naturaleza que es creación de Dios.

Posteriormente, contemplamos a “Jesucristo, nuestro Señor”, mediante la triple aproximación: la intelectual, en el área académica; la espiritual, mediante la liturgia; y la existencial, mediante el área comunitaria. Fuimos adquiriendo una visión más objetiva de Cristo mediante los encuentros. Por medio de las oraciones, que siempre es un coloquio con el Señor, fuimos configurándonos gradualmente con Él, por el cual brotó en nuestros corazones esa pretensión de imitarle cada día más con nuestro testimonio de vida.

Finalmente, contemplamos al “Espíritu Santo”, la tercera persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo, y que es invocado bajo el nombre de; Paráclito, Viento, Fuego y Abogado. ¿No sabéis acaso que sois templo del Espíritu Santo? (1 Co 6,19). Mientras reflexionábamos en este pasaje bíblico, comprendimos que todos los que hemos recibido el bautismo fuimos constituidos Sacerdote, Profeta y Rey para la gloria de Dios y realización de su designio (Cf. Ef. 1,1-10). Mediante varios ejercicios fuimos incorporando al Espíritu Santo en nuestras oraciones diarias, ya que Él es quien inspira nuestras oraciones y sin Él no existe eficacia, esto fue fundamental para el desarrollo de un amor más profundo a Dios y a la Iglesia.

Terminadas las primeras dos secciones, empezamos con la Moral. “La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquél” (GS 16). Con esta frase iniciábamos esta sección. Durante diversos encuentros fuimos descubriendo más acerca de la Moral. Un buen juicio del bien y del mal es indispensable para los seminaristas, pues solamente con ello se podrá llevar una vida coherente con la fe. Este discernimiento de la ética moral está impulsado por las oraciones, los ejercicios espirituales y las correcciones de los formadores.

Cada seminarista proviene de diferentes contextos morales, cada uno fue fuimos examinando y compartiendo aquellos valores que adquirimos en el hogar, en el colegio y en la sociedad. En cada encuentro fuimos repasando los diferentes contextos morales, los cuales nos ayudaron para ir corrigiendo cada día nuestras relaciones con los demás y también a asumir más seriamente nuestras responsabilidades.

La cuarta sección del itinerario formativo fue el “Autoconocimiento”. En el primer encuentro se inició con la observancia de sí mismo, una observación profunda de la personalidad. Durante varios encuentros fuimos conociéndonos más mediante varios ejercicios de autoconocimiento como la “radiografía de sí mismo”, donde fuimos escribiendo las ideas, convicciones, los sentimientos y emociones buenos y malos de nosotros mismos, también examinamos nuestras virtudes y defectos mediante “los tres niveles del yo”: el psicofísico, el afectivo y el espiritual que nos dieron un panorama más amplio de nosotros mismos.

La última sección tratará sobre el Discernimiento, tema que nos ayudará a realizar ejercicios personales de reflexión para discernir nuestra vocación y responder a la voz del Señor.

El itinerario formativo es fundamental para nuestra formación, a lo largo de los encuentros fuimos formándonos y, a la par, adquiriendo conocimientos que nos ayudaron en la iniciación de la vida en el seminario. Hay un antes y un después de los encuentros. En las diferentes dimensiones de nuestro ser, pudimos llegar a conocer más al Dios Uno y Trino, además de progresar más en el conocimiento la doctrina católica. Mediante los encuentros formativos pudimos desarrollar más nuestra personalidad, fortaleciendo las virtudes y trabajando en las debilidades, y así alcanzar el mayor beneficio en pos de la formación integral.

Seminarista: Derlis Silva Pereira

Curso: Etapa Propedéutico

Diócesis: Santísima Concepción

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