Seminario Mayor Nacional v2.0

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Experiencia avícola en el SMN

En el Seminario hay varios tipos de trabajos: los trabajos domésticos dentro de las comunidades de cada curso, así como también los trabajos por departamentos como: panadería, fotocopiadora, macheteros, desmalezadoristas, encargados de cuidar y alimentar a los cerdos y a las gallinas y otras actividades más.

La regla de San Benito plasma como admirable sabiduría el trabajo y la oración, lo que ha hecho celebre el lema ´Ora et labora¨. También los seminaristas nos formamos en este espíritu que, más que monástico, es propio de los cristianos.

En efecto, el seminarista debe dedicarse tanto a la oración, como al trabajo durante toda su formación y luego toda su vida como sacerdote. Dios quiere operarios para su mies, pero es Él quien da el fruto y será la oración la que hará propicia en todas las actividades del apostolado.

Largas horas de lavar platos y limpiar pisos, dar de comer a los chanchos o trabajar en la gallinería, etc., enseñan la obediencia, humildad y el espíritu de sacrificio para el bien común. Específicamente, uno de los trabajos que corresponden al primer curso de la etapa discipular es el trabajo en la gallinería, para lo cual son designados a dos responsables: Gabriel Estigarribia de la Diócesis de Caacupé y Federico Machado del Obispado Castrense.

Esta sencilla labor consiste en cuidar la alimentación de las gallinas y el lugar en donde son criadas. El alimento vital y más importante es el agua. Beben mucha agua, y en épocas de calor pueden consumir hasta medio litro por día. El bebedero debe estar limpio y tener una forma que impida entrar a las gallinas a fin de no ensuciar el agua para evitar infecciones.

Las gallinas deben comer cuando quieran, deben contar con alimentos compuestos bien formulados disponibles a todas horas, de modo a que no les falten cereales que aportan energías. Ya que se trabaja con gallinas ponedoras, lo ideal es que, al menos una vez al día, se recojan los huevos, pero como se cuenta con un gran número de aves, entonces los recogemos dos o tres veces al día.

De este modo, evitamos que se ensucien, agiten o estropeen debido al frio o al calor. La importancia de la limpieza de los gallineros es crucial no solo para las aves, sino también para otras áreas, así como la huerta y los jardines, pues sus excrementos son uno de los mejores abonos posibles para la huerta o los jardines. 

A primera vista es una labor sencilla pero que requiere buena administración de tiempo, responsabilidad y cuidado, ya que son aves muy delicadas. Como experiencia rescatamos que es un oficio que nos compete mucho, ya que somos conscientes de que este servicio que realizamos lo hacemos para el bien alimenticio de nuestros hermanos seminaristas, y por esa razón nos dedicamos con afán y diligencia a lo que concierne a nuestro trabajo en la gallinería.

Seminarista: Federico Javier Machado Cabañas.

Curso: 1er año de la etapa discipular

Diócesis: Obispado de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional

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