Seminario Mayor Nacional v2.0

Bienvenido a la pagina del Seminario Mayor Nacional « In principio, erat Verbum »

Familia: “remo” y “vela” para navegar en el seguimiento a Jesús

“La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por primera vez los valores que les guían durante toda su vida” es la frase -acuñada por el papa San Juan Pablo II- con la que recibíamos en tan memorable oportunidad a quienes serían las homenajeadas de aquella jornada: son las familias quienes conformamos la gran comunidad formativa del Seminario Mayor Nacional del Paraguay.

El sábado 8 de octubre vivenciamos, después de una obligada interrupción causada por la pandemia, uno de los eventos tradicionales de nuestra casa de formación: el Día de la Familia. En medio de un renovado florecimiento, se han congregado padres y madres, hermanos y hermanas, tíos y tías, abuelos y abuelas, sobrinos y sobrinas, llegados de distintos puntos del país para compartir con los seminaristas, y por qué no decirlo, también con los formadores de esta noble institución.

En medio de una efervescente alegría que inundaba los corazones de quienes se constituían en los anfitriones de dicha jornada, luego de la acogida sencilla pero amena que cada uno hacía a sus invitados de honor, nos hemos acercado fraternalmente al banquete del Señor. La solemne Eucaristía de ese día, presidida por Su Eminencia Reverendísima D. Adalberto Cardenal Martínez Flores, arzobispo metropolitano de la Santísima Asunción, concelebrada por algunos obispos del Paraguay, sacerdotes formadores e invitados para tal ocasión, se ha constituido también en oportunidad para que algunos hermanos nuestros recibieran los ministerios del Lectorado y del Acolitado, en preparación a las sagradas órdenes. Compartir la Mesa de la Palabra, escudriñando el mensaje del Señor, ayudados por el presidente de la celebración, ha sido ocasión propicia para redescubrir el valor de la familia en la formación de los futuros pastores de la Iglesia en el Paraguay.

La colación de los ministerios como parte de la celebración, ha sido un rito importante para referir que la familia se constituye en verdadero “semillero de vocaciones”, en otras palabras, “primer seminario” en el que somos aleccionados en los valores fundamentales de la vida humana y cristiana. Las familias, tan atacadas, dañadas y desvalorizadas como base de la sociedad en nuestros días, han de resurgir y convertirse en “remos” que permitan a nuestros barcos adentrarse con seguridad en el mar tempestuoso de las arbitrariedades, corrupciones y desfiguraciones que el mundo nos presenta como objetos de felicidad. Así también, han de convertirse en “velas” que impulsen nuestro navegar hacia adentro, en la búsqueda interior de la llamada que el Maestro nos hace y la respuesta, que animada y custodiada por ellas mismas, ha de darse con convicción y entrega.

Alimentados con el pan espiritual en el Sagrado Banquete, las familias se dispusieron para deleitarse con los números artísticos preparados por los seminaristas en un pequeño pero sentido acto cultural; pues sí, ellas son semilleros de vocaciones, pero también cuna del arte, talentos que se han desplegado y han despertado múltiples emociones en una cálida mañana; talentos que son ahora instrumentos que acompañan los distintos espacios de formación, que más adelante serán espacios de evangelización y transformación.

Cada familia, con su respectivo anfitrión, ha compartido también el pan material en el almuerzo que sellaba aquella inolvidable jornada, sin dejar de mencionar que luego se tendría la oportunidad de recorrer y enseñar a los nuestros las distintas dependencias de nuestra casa de formación, que aquel día abrió de par en par sus puertas a nuestros seres más queridos. Dicha oportunidad no fue desaprovechada, sino que generó una pasarela de interminables rostros llenos de curiosidad, alegría y admiración ante el trabajo tesonero que implica atender, cuidar y mantener nuestro seminario.

Finalmente, es de destacar cuán renovadora experiencia ha significado recibir a nuestras familias en el ocaso de un año de formación, marcado por el cese de la pandemia, que acentúo como factor que ha impedido la realización de esta actividad por el tiempo que esta nos distanció. Como comunidad –familia formativa- del Seminario Mayor Nacional del Paraguay, que tiene como patrona a la Bienaventurada Virgen María de la Asunción al cielo, Madre del Señor, y en su sede propedéutica a San José, esposo de la Virgen y padre adoptivo de Jesús, renovemos nuestro compromiso de custodiar los valores aprendidos en el seno de nuestros hogares, de quienes son para nosotros “remos” y “velas” para navegar en nuestro seguimiento a Jesús. Y ¡Familias!: no abandonen a quienes han formado y preparado para enfrentar las más atroces dificultades y alcanzar las más altas metas en la vida.

Seminarista: Oscar Anibal Alfonzo Fernández.

Curso: 1er año de la etapa discipular.

Diócesis: Arquidiócesis de la Santísima Asunción.

Noticias