La huerta del Seminario
La huerta es una apuesta colectiva de cuidado del entorno y se convierte en una estrategia saludable de consumo, con la participación de las comunidades del Seminario, tanto en la contribución de la construcción del invernadero, la preparación del terreno, la siembra, el mantenimiento (limpieza) y el consumo de los productos.
La preparación del suelo, las plantaciones y la convivencia llevan su proceso (enseñanza y aprendizaje), con experiencias que van marcando a cada miembro que integra el grupo de hortelanos (uno de cada curso), algunas, alegres, que traen consigo grandes satisfacciones, sobre todo cuando se logra superar las propias limitaciones y avanzar en la consecución de los objetivos siempre con el “terere jere” presente; otras tristes, cuando a pesar del gran empeño y su avance es poco o lento y hasta puede ser frustrante.
Tener una huerta en el Seminario trae la ventaja de generar una ayuda en el ahorro económico, ya que se consume todo lo producido, pero más para el ecosistema, porque mientras más plantas hay en el ambiente, mayores niveles de oxígeno se producirán como consecuencia de la tenencia de ellas. Además, al cultivar y sembrar en un terreno, se hace rotación de los cultivos, lo que mantiene fértil el suelo y evita posibles problemas de plagas y hongos, y de malas hierbas que pueden suponer la repetición de los mismos cultivos en el mismo sitio.
Las plantaciones más promovidas son las primordiales para la cocina como el tomate, cebolla, morrones (locote), zapallito, pepino, manteca; así también para la ensalada, la lechuga, repollo, acelga, rábanos y para el jugo está la zanahoria, frutilla, remolacha, etc.
Así también abundan el pohã ñana tanto para el tereré y el mate, entre los cuales están el boldo, ajenjo, hinojo, ruda, el cedrón Kapi´i, cedrón paraguái, burrito, menta´i y muchos más. Este año, pensando en el postre se agregaron también el cultivo de la sandía, melón, el pakova, mamóne, que con mucha esperanza oñehaimbe´e el machete y la asada kyre´ŷpe oñemba´apo haguã itýpe.
El horario de trabajo va de 14:00 a 16:00 horas (lunes, miércoles y viernes), para el riego de las plantitas se asigna un seminarista por día (pyharevete) antes de ir a la Facultad de Teología, que conforma el equipo de encargados de la huerta; los acompañan los formadores y algunos se involucran ayudando en los quehaceres.
La finalidad de la huerta del seminario no es solo cultivar y recolectar hortalizas, frutas y verduras, sino se convierte en una alternativa de aprendizaje, desde el valor y reconocimiento del medio ambiente y todo lo que nos ofrece, para poder generar nuevos saberes que se articulan a las áreas humano – comunitaria y pastoral, contribuyendo al fortalecimiento de valores, tales como el trabajo en equipo, cooperación, colaboración, la responsabilidad, el sentido de pertenencia, estimula la confianza, el diálogo, es una labor divertida y social, promoviendo el respeto y amor a la creación de Dios, trabajando en un espíritu de hermandad y sinodal.
En el Seminario, el amor a Dios lo vivimos también en los pequeños detalles de responsabilidades que tenemos en nuestro lugar de trabajo, practicando lo que estudiamos y conocemos, llevando la oración a la acción con mayor entrega en el proceso de nuestra formación y crecimiento cristiano.
Autor: Edilson Cristóbal Pérez Duré –
5º curso,
Diócesis de Ciudad del Este.