Las fiestas patronales en el Seminario Mayor Nacional del Paraguay
En el ámbito de la evangelización, la religiosidad popular, es de mucho valor para el anuncio de Jesucristo. Por este motivo en el Seminario Mayor se propone, como parte de la formación tanto humana como espiritual de los seminaristas, la realización de las Fiestas Patronales. Cada curso o comunidad tiene como referente espiritual a un Santo Patrono, de la misma manera la comunidad grande del Seminario celebra en un ambiente festivo y de mucha devoción la fiesta de nuestra Madre la Virgen María en su advocación «Nuestra Señora de la Asunción», Patrona de la casa de formación.
La religiosidad popular es la expresión del pueblo que busca de una manera determinada a Dios, esto se da de muchas formas dependiendo de los elementos culturales de cada pueblo, todo se desarrolla desde la fe católica que se manifiesta así de una manera viva y eficaz. En este contexto y teniendo en cuenta que, en la tarea pastoral, el pastor se encuentra con distintas formas de expresión de esta fe, los seminaristas se sumergen en el mundo de las fiestas Patronales y se hacen parte así de la vivencia del pueblo santo de Dios.
El Catecismo haciendo referencia a la expresión de fe de los pueblos manifiesta lo siguiente:
«El sentido religioso del pueblo cristiano ha encontrado, en todo tiempo, su expresión en formas variadas de piedad en torno a la vida sacramental de la Iglesia: tales como la veneración de las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las procesiones, el viacrucis, las danzas religiosas, el rosario, las medallas, etc.»[1].
Todo este sentido de lo religioso también se vive en el ambiente festivo de las fiestas patronales, en las novenas se visita al Santo a quien se tiene una estima o veneración particular, sea quien sea el Santo, en las novenas no falta el rezo del Santo Rosario y las procesiones por las calles de la comunidad, el decorativo, los petardos y el famoso «karu guasu».
Viendo todo esto, los seminaristas, se unen al sentir del pueblo por medio de la realización de las novenas en donde se da, así como en las comunidades parroquiales, una preparación previa, ya sea, organización, modo de trabajo, actividades a realizarse, etc. Por lo general, durante toda la novena, antes de la celebración de la Eucaristía, se reza el Santo Rosario y en el día central se vive la procesión del Santo Patrono, en un clima de alegría y devoción. Aquí también se decora el paseo central del Seminario con las «piriritas», antorchas, así también, los infaltables petardos y juegos artificiales. Posteriormente, una vez celebrada la Eucaristía, se vive un encuentro comunitario al estilo «karu guasu».
Esta vivencia es muy importante en la formación de los futuros pastores del país, ya que, de esta manera se comprende mucho mejor el sentir del pueblo, el entusiasmo que rodea todos los preparativos que para una comunidad es una gran fiesta. Es importante entender bien esta realidad, ya que dentro de ella se han dado frutos de santidad.
El Papa Francisco en la Exhortación «Evangelii Gaudium» haciendo referencia a la religiosidad popular del pueblo manifiesta que: «hace falta acercarse a ella con la mirada del Buen Pastor, que no busca juzgar sino amar[2]«. Por eso, vivir estos momentos permite a los Seminaristas comprender en carne propia la gran riqueza teologal que envuelve a la religiosidad popular en el ámbito de las fiestas patronales.
Dentro del ámbito formativo y teniendo en cuenta la propuesta de la Ratio Fundamentalis estas experiencias ayudan a acrecentar la dimensión humano-comunitaria y espiritual del Seminarista. Por lo que es vital en la formación ser parte de esta actividad para la formación y el crecimiento de la Fe.
En la Ratio se resalta que el «Humus de la vocación presbiteral es la comunidad (…) el seminarista proviene de ella (…) tiene necesidad de un vínculo vital con la comunidad. Ella se presenta como hilo conductor que armoniza y une las cuatro dimensiones formativas[3]«. Las fiestas patronales, en este sentido, se presentan como una ocasión propicia de vivencia y vínculo comunitario ya que en ellas se socializa dándose así el vínculo con la comunidad por medio del encuentro, la convivencia, unión, participación y sentido de pertenencia.
Otro punto a remarcar en la Ratio es, en donde se manifiesta que, los espacios de religiosidad popular permiten que «los futuros presbíteros adquieran familiaridad con la religiosidad popular (…) para una mayor eficacia pastoral[4]«. Por lo que, la fiesta patronal celebrada en el Seminario, no es una actividad aislada, sino que es un cimiento muy importante para la formación sacerdotal.
Todo lo que vivimos unidos a la fe que nace de lo más profundo del ser humano y se expresa en la comunidad cristiana, así como también la devoción y veneración hacia un Santo en particular, permite que nos acerquemos más a Dios y nos encamina hacia la vocación al la que todos estamos llamados, la santidad.
Seminarista: Abel Recalde
Curso: Cuarto año de la Etapa Configuradora
Diócesis: San Lorenzo
[1] CEC 1674
[2] EG 125.
[3] Ratio Fundamentalis, no 90.
[4] Ratio Fundamentalis, no 114.